Distopías (III): Las Utopías trampa

Me he dado cuenta de que a pesar de ser ésta mi tercera entrada sobre distopías, no he explicado el término como es debido. Y qué mejor que hacerlo ahora, en esta exitosa (a mi me lo parece) semana de la Utopía. Si fue Tomás Moro quien acuñó el término Utopía en 1516, no fue hasta mucho después, ya a las puertas del siglo XIX, cuando se dio nombre a su opuesto. Porque eso es exactamente una distopía: el opuesto de la utopía. Tambien conocido como antiutopía o cacotopía, a diferencia de la utopía el término no suele aplicarse a ideas o proyectos sino a sociedades o escenarios futuros o alternativos en los que lo que se ha potenciado es lo negativo de nuestra sociedad actual.

Podríamos decir que las distopías son a la ciencia ficción lo que las utopías a la filosofía y política. Se han escrito decenas de libros emplazados en sociedades futuras en las que algo evidentemente ha ido mal  (de los cuales no puedo resistirme a recomendar "Un mundo Feliz", "1984", "Mercaderes del Espacio", "Fahrenheit 451" y "La guerra de las Salamandras", clásicos entre los clásicos), y se han filmado decenas de películas con la misma temática. También es tremendamente popular en los cómics. No comparto la opinión de aquellos que meten en el saco de las distopías las novelas y películas apocalípticas, sea por catástrofes, plagas o invasiones. Sí, es un futuro que ha salido mal pero en mi opinión no encaja en lo que entiendo como distopía.

Pero yo quería hablar de unas pocas (porque todas no puedo y seguro que me dejo muchas) de estas distopías disfrazadas de Utopía, de esas sociedades aparentemente perfectas pero que en realidad son todo lo contrario. Vayamos pues al grano.

Un mundo feliz, de Aldous Huxley. En esta novela imprescindible nos situamos en una sociedad donde todo el mundo es feliz, literalmente. No hay guerras, no hay pobreza, no hay enfermedades. En esa sociedad los individuos nacen en probetas y son condicionados genéticamente para pertenecer a una de las 5 categorías de población. De la más inteligente a la más estúpida: los Alpha (la elite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos). Y todos están tan perfectamente condicionados que son felices con ello. Evidentemente nosotros vemos la trampa, pero lo cierto es que realmente todo el mundo es feliz. No hay familias, no hay lazos emocionales (quien quiere pegar un polvo lo pega y punto), el ocio es gratuito... todo es perfecto. Al menos hasta que entra en escena un salvaje de la Reserva, que no entiende esta sociedad y la ausencia de alma. ¿Estaríamos dispuestos a sacrificar todo lo que hay que sacrificar para llegar a esto? Yo desde luego no.


Demolition Man, de Marco Brambilla (la de Sylvester Stallone y Sandra Bullock). Quería comentar esta peli, simplona y más de entretenimiento que de reflexión por las evidentes conexiones con la novela de Huxley. De hecho la protagonista se llama Lenina Huxley, el nombre de la protagonista de la novela y el apellido del escritor. Me llama la atención por la manera de plasmar esa sociedad que bien pudiera ser la imaginada por Huxley, aunque sin sistema de castas y algunas variantes más: así, no hay relaciones sexuales y es necesaria una licencia para tener hijos, que se hacen en laboratorio tomando muestras de ambos padres. También están prohibidas las canciones que expresen sentimientos, así que solo se oyen antiguos anuncios infantiles... Pero de nuevo, todos son felices, no hay crímenes ni enfermedades, ni tampoco hambre. Siendo una peli de acción, la cosa se desmadra al descongelar a un violento psicópata criogenizado y tienen que descongelar también a un arcaico y más violento aún policía de su época...


La fuga de Logan. Novela de William F. Nolan y George Clayton Johnson. Película de Michael Anderson. También se hizo una serie. Probablemente la menos utópica de todas, en este caso la sociedad está aislada del mundo exterior por una cúpula, ya que un cataclismo hizo inhabitable la tierra. Los supervivientes viven sin ocupación ni preocupación, disfrutando cada minuto. Pero para evitar la superpoblación, se sacrifican voluntariamente a una determinada edad (21 años en el libro, 30 en la peli), también en la creencia que aquellos que se hayan portado mejor se reencarnarán. Los nacimientos son controlados por ordenadores y clonación. En esta el protagonista es un policía que se encarga de aquellos pocos que no "colaboran" en su suicidio. Todo cambia cuando conoce a un anciano y se da cuenta que hay mucho por vivir.

Seguro que a vosotros se os ocurren algunas más. Desde luego distopías hay como he dicho muchas, y algunas de ellas realmente visionarias, pero utopías-trampa, aunque haberlas haylas, no conozco más. Lo que sí es muy común también es tentar al héroe de turno con una vida en la que tiene lo que siempre ha soñado, resucitar seres queridos, deshacer errores pasados, pero claro a cambio de traicionar en lo que siempre ha creído, de vender su alma. No sé si meterlo en distopía pero desde luego es una utopía-trampa. Los que seais lectores de cómic habreis tenido en este momento varias escenas en vuestra mente.

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Teneis los otros posts sobre la semana temática enlazados en el cuadro fucsia con el cubo dando vueltecitas.